POR JOSÉ LUIS SERNA (PERRO VIEJO)
viudas.
Pero no iba por ahí, aquellos
motores de carburación eran imprevisibles, según estaba el tiempo, cambiaban
como de la noche al día, si el día era cálido, el motor respondía suave, pero átate
los machos el día que salía fresco, entonces era un puto salvaje capaz de
descabalgarte al menor descuido y el caso es que era la misma moto pero como el
doctor Jekyll y mister Hyde.
El problema se complicaba mas aún
¿porqué? pues porque ella iba por un lado y yo por otro, bastaba que yo fuera
en plan tranquilo para que a ella la diera por su cara bestia, pero aún era
peor cuando yo salía en plan animal y ella decidía que más aún ¿Hace falta que
os cuente como solía ser el desenlace? Después de tantos años, ya perdí la
cuenta de los revolcones que nos dimos juntos, no me explico como no terminamos
en matrimonio, aquello era pasión en estado puro, eso sí, siempre ganaba ella,
y yo hecho un cristo.
Ahí tenéis, al "escojonciao"
delante y al puto hierro al fondo.
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